Si dejamos a un lado las particularidades y omitimos los detalles, el desarrollo de las opiniones científicas sobre la psicologia de los ciegos se puede representar como uns línea que va desde la más remota antiguedad hasta nuestros días, ya perdiéndose en las tinieblas de falsas ideas, ya volviendo a aparecer con cada nueva conquista de la ciencia. Así como la aguja magn´stica de la brújul indica siempre el norte, esta línea apunta siempre hacia la verdad y permite valorar cualquier extravío histórico por el grado de su desviación con respecto a la línea fundamental.
En esencia, la ciencia sobre el hombre ciego, por tanto, tiende a la verdad, se reduce al desarrollo de una idea entrl de la qque la humanidad ha tratado por milenios de adueñarse, porque no es sólo una idea sobre el ciego, sino, en general, sobre la naturaleza psicológica del hombre. En la psicología de los ciegos, como en cualquier ciencia, es posible equivocarse de diversas maneras, pero hay un solo camino hacia la verdad. Esa idea consiste en que la ceguera so es sólo la falta de visión (el defecto de un órgano singular), sino que tamboén provoca una reestructuración muy profunda de todas las fuerzas del organismo y de la personalidad.
La ceguera, al crear una nueva y peculiar configuración de la personalidad, origina nuevas fuerzas, modifica las direcciones normales de las funciones, reestructura y forma creativa y orgánicamente la psique del hombre. Por consiguinte, la ceguera es no solo un defecto, una deficiencia, una debilidad, sino también, en cierto sentido, una fuente de revelación de aptitudes, una ventaja, una fuerza (por extraño similar a una paradoja que esto suene).
Esta idea pasó tres etapas fundamentales, cuja comparación muestra claramente la orientación, la tendencia, de su desarrollo. La primera época puede ser designada como mística; la segunda, como ingenuamente biológica, y la tercera, la moderna, como científica o sociopsicológica.
Vygostski, L.S. Obras escogidas V: fundamentos de defectologia. Madrid 1997, p. 97
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